En broma y en serio: Traspiés en tiempos modernos
En mi familia me convencieron de adquirir un nuevo automóvil para sustituir mi viejo Mercedes Benz que cumplía 15 años. A los pocos días estaba en una concesionaria con mi sobrino eligiendo un modelo eléctrico.

Uno de mis sobrinos, que dice ser un experto en movilidad, me dijo: «Tío, debes comprarte un auto eléctrico y no uno a nafta, ya que está probado que contaminan. En Europa va a estar muy pronto prohibida la circulación de autos con nafta y seguramente aquí también en el futuro. Además, ahorrarás plata en combustible y te verás muy moderno manejando un auto eléctrico».
A los pocos días estaba en una concesionaria con mi sobrino eligiendo un modelo y a la semana estaba retirándolo. Me senté muy orgulloso en el automóvil, con un empleado de la concesionaria a mi lado, y toqué el botón del encendido para demostrarle que sabía que no se usaban llaves en estos nuevos autos. Pero, como los motores eléctricos no emiten sonido, al no escuchar ruido de motor apreté varias veces el botón de encendido hasta que el empleado me advirtió que el auto ya estaba en marcha y que, de insistir con el botón de encendido, iba a romperlo. ¡Qué vergüenza!
Apenas estaba por salir a la calle, cuando en la vereda una señora —que tampoco escuchó el sonido del automóvil— se cruzó por delante. Tuve la suerte de frenar a tiempo y también de que ella, asustada por ser atropellada, saltara un metro para el costado.