La inteligencia artificial al mando legal. ¿Será nuestro mejor abogado?
Este año 2024, con todas las turbulencias pasadas, está marcado como el inicio de una era donde los cambios no son solo inevitables, sino también revolucionarios.
Por Lucrecia Iruela
En el vibrante corazón de la innovación, Silicon Valley, se respira una atmósfera de intensa anticipación y reflexión. Este año 2024, con todas las turbulencias pasadas, está marcado como el inicio de una era donde los cambios no son solo inevitables, sino también revolucionarios, especialmente en el mundo de la inteligencia artificial (IA). Aunque estamos al tanto de las transformaciones inminentes, su verdadero alcance y profundidad todavía están por descubrirse.
Las grandes tecnológicas han sido las precursoras de este cambio, invirtiendo durante años en recursos económicos, desarrollo e innovación. La presión y la necesidad de innovar no son solo impulsos, sino realidades palpables en el ambiente de Silicon Valley. Estas compañías, que forjaron el camino del cambio mucho antes de que se materializara, ahora están listas para sorprender al mundo con sus desarrollos.
Los problemas de la IA vienen de la mano con la ley, tanto desde el punto de vista ético como jurídico y regulatorio, con múltiples factores de complejidad legal. En Europa, la legislación intentó anticipar posibles problemas y se llegó al Acuerdo Provisional de IA, firmado el 9 de diciembre de 2023. Las premisas dejaron claro que los sistemas de IA en Europa debían ser seguros, transparentes, identificables, no discriminatorios y operar en un ambiente agradable y amistoso. Estas bases, mirando siempre por la seguridad de todos, tienen la intención de evitar resultados catastróficos por aplicaciones erróneas de IA.
Pero la profesión de los juristas tiene la otra cara de la moneda. ¿Cómo están enfocando los bufetes la IA? La respuesta más directa sería «apoyando a los clientes con soluciones estratégicas e innovadoras, implementando las aplicaciones de IA de forma responsable, teniendo como meta la mitigación de riesgos».
Este conjunto de ideas y conceptos es extremadamente complejo y está acompañado de múltiples capas. Las firmas más grandes están invirtiendo económicamente para ser las mejores del mundo, y esa inversión está acompañada de mucha investigación y desarrollo. Pero el panorama de los pequeños bufetes es diferente. Tienen que saber en qué pueden enfocarse para no solo seguir ofreciendo sus servicios, sino también diferenciarse del resto.
En Silicon Valley, estoy observando dos líneas de pensamiento y actuación opuestas. La perspectiva que aboga por que cada empresa y bufete invierta en IA, buscando ser pionero y líder en su industria, es respaldada por Scott Brady, socio fundador de Innovation Endeavors en Palo Alto, CA. Durante una clase magistral en Stanford, donde imparte enseñanzas en el programa de Estudios del Emprendimiento, Brady enfatizó la importancia de establecer nuevos equipos dedicados a la IA para liderar la vanguardia de la industria. Según él, la clave reside en reclutar y retener el mejor talento especializado en IA, lo que catalizará la transformación de las empresas desde sus cimientos.
Sin embargo, esta visión no es universalmente aceptada. Juan Carlos Velten, empresario mexicano y CEO de Innovation Lab Silicon Valley, así como profesor de Stanford, propone una reflexión diferente. Durante una clase magistral en la misma universidad, Velten presentó su concepto de identificar y potenciar los superpoderes de la empresa.
En el caso de los bufetes, tan solo los de carácter internacional pueden invertir en investigación y desarrollo de la última tecnología y adaptar la IA de forma global. Por este motivo, sería mucho más interesante dar un enfoque diferente para diferenciarse del resto que se centre en aspectos específicos de la abogacía.
Hasta ahora, los bufetes legales han tenido unas metas muy estandarizadas; prácticamente en su totalidad, se enfocaban en tener al mejor talento de abogados para garantizar una cobertura legal de calidad. El denominador común es tener más casos de éxito. En el mundo de la IA, la propuesta más acertada sería enfocarse y especializarse en aspectos menos destacados dentro de la profesión.
La especialización pasaría por decisiones de empresa que utilizan la IA ajustada a cada bufete en particular. Por ejemplo, habría bufetes especializados en reducir los tiempos de espera en los casos más administrativos; otros bufetes podrían centrarse en crear herramientas de desarrollo; y, otros, en desarrollo de políticas y marcos regulatorios, estrategia y probabilidad, gestión de riesgos laborales, cumplimiento normativo, educación, sensibilización, y un largo etcétera.
El panorama actual no tiene precedente y va a cambiar la forma de proporcionar servicios legales. Hay que salir de la estructura tradicional para poder ser competitivos y atractivos para los clientes. Las métricas tradicionales no van a funcionar para la pequeña o mediana empresa legal. Los abogados tienen que ver la profesión desde un punto de vista empresarial nuevo, al igual que está cambiando la forma de formarse y especializarse.