Marcas

La marca colectiva como herramienta que transforma el esfuerzo local en orgullo nacional

En el Perú, las marcas colectivas se han consolidado como una poderosa herramienta de diferenciación y desarrollo para agrupaciones de productores, comerciantes y prestadores de servicios.

La marca colectiva como herramienta que transforma el esfuerzo local en orgullo nacional

La región de Junín lidera el registro de marcas colectivas de una variada gama de productos como la palta.

Por Giovana Palacios - Valencia

En el Perú, las marcas colectivas se han consolidado como una poderosa herramienta de diferenciación y desarrollo para agrupaciones de productores, comerciantes y prestadores de servicios. Estos signos distintivos permiten no solo identificar el origen y la calidad de los productos o servicios, sino también reforzar la identidad colectiva y otorgar valor agregado a lo que se ofrece en el mercado.

De acuerdo con la Decisión Andina 486, una marca colectiva es todo signo que sirve para distinguir el origen u otra característica común de productos o servicios que pertenecen a diferentes empresas, pero que son utilizados bajo el control de un titular. En este contexto, el registro de una marca colectiva permite a los miembros de una organización legalmente constituida compartir costos de promoción, ingresar al mercado de manera conjunta, protegerse de falsificaciones y fidelizar a sus clientes. Además, se convierte en una estrategia clave para preservar conocimientos ancestrales y tradiciones locales, garantizando la autenticidad y el prestigio de los productos peruanos.

Actualmente, esta herramienta viene ganando terreno en el país. Según datos de la Dirección de Signos Distintivos del INDECOPI, a febrero de este año existen 9,494 marcas colectivas registradas y vigentes, una cifra que evidencia el creciente interés por parte de los productores en proteger sus creaciones y acceder a los beneficios de la propiedad intelectual. Este impulso ha sido posible gracias al trabajo del INDECOPI, que no solo eliminó la tasa administrativa para el registro, haciéndolo gratuito, sino que también brinda asesoría técnica y capacitaciones especializadas para facilitar el proceso.

El INDECOPI se ha consolidado como un aliado estratégico para el desarrollo económico regional. A través de sus Centros de Desarrollo de la Propiedad Intelectual, ubicados en regiones como Arequipa, Cajamarca, La Libertad, Lambayeque, Puno y San Martín, ofrece asistencia técnica a asociaciones, cooperativas y pequeños emprendedores, promoviendo el uso de herramientas de propiedad intelectual como las marcas colectivas para mejorar su competitividad y ampliar sus oportunidades comerciales.

Un ejemplo destacado de este esfuerzo se encuentra en la región de Junín, que lidera el registro de marcas colectivas con 933 inscripciones. Este logro refleja el compromiso de sus productores con la protección de una variada gama de productos que forman parte de su identidad territorial, entre los que destacan el café, cacao, té, azúcar, arroz, leche de soya, suero lácteo, palta, piña, kion, jugos naturales, harina de lúcuma, chocolates, quesos, leche fresca, yogur y frutas deshidratadas. Esta diversidad no solo resalta la riqueza de sus recursos, sino también la intención de posicionarse en el mercado con una oferta auténtica y de calidad.

El uso de marcas colectivas en Junín también se ha extendido al sector servicios, con restaurantes de comida típica, instituciones educativas y laboratorios científicos que han adoptado esta figura legal para fortalecer su identidad y garantizar la calidad de sus prestaciones. Este panorama demuestra que las marcas colectivas benefician a distintos rubros, y que su impacto trasciende lo rural, fomentando un desarrollo integral y sostenible en la región.

Asimismo, otras regiones del país vienen apostando por esta herramienta para proteger y dar valor a sus recursos y saberes tradicionales. Puno con 803 registros, Lima con 736 registros, Cajamarca con 553 registros, Arequipa con 490 registros y el VRAEM con 462 registros son prueba de ello, al salvaguardar una diversidad de productos como manjar, quesos artesanales, mantequilla, cuy, cacao, café de altura, cerámica ancestral, bordados, joyería, productos químicos especializados y frutos de la tierra. Cada uno de estos elementos representa un activo cultural y económico con gran potencial en los mercados.

El crecimiento sostenido de las marcas colectivas en el Perú no solo fortalece la competitividad de los pequeños productores, sino que también contribuye significativamente a preservar el patrimonio cultural y natural de las regiones. Esta estrategia de protección legal impulsa el reconocimiento de la identidad local en el ámbito nacional e internacional, posicionando al país como un referente de producción responsable, auténtica y con raíces sólidas. Así, el Perú avanza hacia un modelo de desarrollo más inclusivo, sostenible y orgulloso de su diversidad.

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