Piratería
La Unión Europea incauta 112 millones de artículos falsificados valorados en 3.800 millones de euros
Los números corresponden a todo el año 2024. China continúa siendo el principal país de origen de los artículos falsificados.
Entre los bienes más comúnmente incautados se encuentran juguetes, juegos, CDs y DVDs grabados (incluido software).
En 2024, las autoridades de la Unión Europea dieron un golpe contundente al comercio de falsificaciones. Según un informe conjunto de la Comisión Europea y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), se incautaron 112 millones de artículos falsificados con un valor estimado de 3.800 millones de euros.
Las cifras, dadas a conocer a comienzos de octubre, reflejan la magnitud del mercado ilícito y los desafíos crecientes que enfrenta el bloque para proteger la propiedad intelectual, la seguridad del consumidor y la integridad del comercio.
De acuerdo con el reporte, cerca de 20 millones de los artículos retenidos fueron interceptados por autoridades aduaneras en las fronteras exteriores de la UE. Solo esos productos —en su mayoría procedentes de Asia— tenían un valor estimado de 1.500 millones de euros. Aunque el número total de artículos falsificados decomisados fue menor al de 2023, el valor global alcanzó su punto más alto, lo que sugiere que las falsificaciones incautadas son, en promedio, de mayor valor o pretenden imitar productos de gama alta.
Entre los bienes más comúnmente incautados se encuentran juguetes, juegos, CDs y DVDs grabados (incluido software), etiquetas, adhesivos, materiales de embalaje y productos cosméticos y de perfumería. Estos sectores representan cerca de tres cuartas partes de todos los artículos detectados por las autoridades. La variedad de productos demuestra que la falsificación no se limita al lujo o la moda, sino que abarca bienes de consumo cotidiano y, en muchos casos, con potenciales riesgos para la salud y la seguridad de los usuarios.
El informe confirma que China continúa siendo el principal país de origen de los artículos falsificados que ingresan a Europa, seguida por Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. En cuanto a la distribución dentro del bloque, siete Estados miembros concentraron cerca del 90 % del volumen y del valor total de las incautaciones. Italia, España, Francia, los Países Bajos, Portugal, Rumanía y Polonia se ubicaron entre los países con mayor número de operaciones, mientras que, en términos de valor económico, Italia, España, Francia, Alemania, Grecia y los Países Bajos encabezaron la lista.
El estudio también advierte sobre la creciente influencia del comercio electrónico en la circulación de falsificaciones. Las plataformas en línea permiten transacciones internacionales rápidas y con menor supervisión, lo que dificulta la detección y el control de productos ilegales. Sin embargo, el transporte marítimo sigue siendo la vía predominante para la introducción de grandes volúmenes de mercancías falsificadas en el mercado europeo, lo que obliga a mantener una fuerte vigilancia en los puertos del Mediterráneo y del norte de Europa.
Uno de los aspectos más llamativos del informe es el aumento del valor unitario de las falsificaciones incautadas. Aunque se retuvieron menos productos que en 2023, el valor total fue mayor, lo que refleja un cambio en la estrategia de los falsificadores hacia artículos más rentables y sofisticados. Este fenómeno coincide con una tendencia global: el auge de imitaciones de productos tecnológicos, farmacéuticos y de lujo, cuya falsificación genera márgenes más altos para las redes criminales.
El impacto del comercio ilícito va más allá de las pérdidas económicas. Los productos falsificados suelen incumplir las normas de seguridad y calidad establecidas por la UE, lo que puede representar riesgos significativos para los consumidores. Además, afectan gravemente a las empresas legítimas, que ven erosionados sus ingresos, y reducen la recaudación fiscal de los Estados. Según la EUIPO, el fenómeno tiene un costo anual de miles de millones de euros en ventas perdidas y empleos no generados en sectores clave como la moda, la electrónica o los cosméticos.
El informe concluye con un llamado a fortalecer la cooperación entre autoridades aduaneras, policiales y de vigilancia del mercado, así como con los titulares de derechos de propiedad intelectual. También destaca la necesidad de aprovechar nuevas herramientas tecnológicas —como la inteligencia artificial y los sistemas de trazabilidad digital— para detectar envíos sospechosos y frenar su distribución antes de que lleguen al consumidor final.