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La Cruz Roja, una esperanza en medio de la tragedia.
La Batalla de Solferino en el año 1859 tuvo un saldo de más de 5 mil muertos, 23 mil heridos y 12 mil capturados o desaparecidos. Fue una de las tantas tragedias que se desarrollaron por actos humanos. Sin embargo, fue clave para la fundación de la Cruz Roja.
Henry Dunant vivió los horrores de dicha batalla y, alarmado, socorrió a los soldados que quedaban tumbados en el suelo uno tras otro. En 1863, en Suiza, se reúne lo que luego sería el Comité Internacional de la Cruz Roja. Encabezado por Dunant, el organismo presentó dos ideas fundamentales: la obligación de que los ejércitos brindaran asistencia a los soldados heridos y la creación de sociedades nacionales que colaboraran con recursos humanos y materiales a los servicios sanitarios de los ejércitos.
El final del siglo XIX, el XX completo y lo que va del XXI han mostrado escenarios trágicos en donde la Cruz Roja siempre estuvo presente como una luz en medio de la oscuridad. La crueldad de las guerras no se ha podido separar, pero organismos como el que fundó Dunant intentan concientizar y aportan esperanza.
La Primera Guerra Mundial fue el primer gran desafío para la Cruz Roja. En esos años se presentaron miles de colaboradores que cada vez se involucraron más con los heridos en el campo de batalla. Pero la Segunda Guerra Mundial fue aún peor. La masacre se daba alrededor del mundo y la Cruz Roja formó más de 50 equipos que colaboraban de forma estratégica.
Luego de la Segunda Guerra Mundial la Cruz Roja tomó una fuerza impresionante a nivel mundial. Reconocida con el Premio Nobel de la Paz en 1917, 1944 y 1963, El Comité Internacional de la Cruz Roja continúa trabajando con la esperanza de un mundo mejor.