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UE pone en marcha un nuevo sistema de protección de indicaciones geográficas para productos artesanales e industriales

Se trata de una ampliación histórica de una figura que hasta ahora estaba reservada casi exclusivamente a productos agroalimentarios, vinos y bebidas espirituosas.

UE pone en marcha un nuevo sistema de protección de indicaciones geográficas para productos artesanales e industriales

El Charentaise de Charente-Périgord.

La Unión Europea dio un paso relevante en la evolución de su sistema de propiedad intelectual con la entrada en funcionamiento de un nuevo régimen de protección de indicaciones geográficas (IG) aplicable a productos artesanales e industriales.

Se trata de una ampliación histórica de una figura que hasta ahora estaba reservada casi exclusivamente a productos agroalimentarios, vinos y bebidas espirituosas, y que busca reconocer el valor económico, cultural y reputacional de manufacturas estrechamente ligadas a un territorio específico.

El nuevo sistema se apoya en el Reglamento (UE) 2023/2411, que establece un marco armonizado a nivel europeo para proteger nombres de productos no alimentarios cuya calidad, características o reputación estén esencialmente vinculadas a su origen geográfico. La gestión del régimen quedó a cargo de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo), que asume así un rol central más allá de marcas y diseños, consolidándose como autoridad clave en la administración de derechos de propiedad intelectual de alcance unitario.

Hasta ahora, la protección de este tipo de productos era fragmentaria. Algunos Estados miembros contaban con sistemas nacionales de reconocimiento de indicaciones geográficas para bienes artesanales o industriales, mientras que otros no ofrecían ningún mecanismo específico. Esta disparidad generaba un escenario de protección desigual, con dificultades para combatir imitaciones o usos indebidos del nombre del producto fuera del país de origen. El nuevo régimen busca precisamente superar esa fragmentación y otorgar una protección uniforme y directamente aplicable en todo el mercado interior de la UE.

El concepto de indicación geográfica en este contexto mantiene su esencia tradicional: se protege un nombre que identifica un producto como originario de un lugar determinado, cuando una cualidad, reputación u otra característica del bien es atribuible fundamentalmente a ese origen. La diferencia central radica en el tipo de productos alcanzados. El sistema se abre ahora a bienes como cerámicas, cristalería, cuchillería, textiles, joyería, calzado, instrumentos musicales y otras manufacturas en las que el saber hacer local, la tradición productiva o condiciones geográficas específicas son determinantes del valor del producto.

Uno de los más conocidos es el Charentaise de Charente-Périgord, un tipo de calzado tradicional francés. Se trata de una pantufla o zapatilla de interior originaria de la región de Charente y del área de Périgord, en el suroeste de Francia. Su particularidad no está solo en el diseño, sino en el método de fabricación.

El procedimiento de registro combina una fase nacional y una fase europea. En primer lugar, las autoridades del Estado miembro correspondiente evalúan la solicitud para verificar que se cumplan los requisitos exigidos por el reglamento, en particular la delimitación del área geográfica, la descripción del producto y la demostración del vínculo entre el bien y su origen. Superada esa etapa, el expediente se eleva a la EUIPO, que realiza el examen a nivel de la Unión y, en caso de aprobación, inscribe la denominación en el registro europeo de indicaciones geográficas. A partir de ese momento, el nombre queda protegido en todos los Estados miembros.

La protección conferida es amplia. Impide el uso comercial del nombre para productos comparables que no cumplan el pliego de condiciones, así como cualquier evocación, imitación o práctica que pueda inducir a error al consumidor respecto del origen verdadero del producto. En los hechos, se trata de un derecho de propiedad intelectual de carácter colectivo, que no pertenece a una empresa individual sino al conjunto de productores que operan en la zona y respetan las especificaciones registradas.

Desde una perspectiva económica y cultural, la Comisión Europea y la EUIPO han subrayado que el objetivo del sistema no es únicamente jurídico. La protección de indicaciones geográficas para productos artesanales e industriales busca fortalecer economías locales, preservar conocimientos tradicionales, fomentar el empleo regional y ofrecer a los consumidores garantías claras sobre el origen y la autenticidad de los productos que adquieren. Al mismo tiempo, el régimen se presenta como una herramienta contra la competencia desleal y la banalización de denominaciones con fuerte carga histórica o cultural.

El nuevo sistema también tiene una dimensión internacional. Al contar con un marco unitario y claramente definido, la Unión Europea refuerza su posición en negociaciones comerciales y acuerdos bilaterales en materia de reconocimiento y protección de indicaciones geográficas. Para muchos productos artesanales europeos, esto puede traducirse en una mayor capacidad de defensa frente a imitaciones en mercados extracomunitarios.

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